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  • Foto del escritorSergio Saad

TIO LITO

Actualizado: 9 ago

Te escribo para decirte que estamos bien. Vos nos habías dicho que nos cuidemos mucho, pero la verdad no te entendí. Un virus, dijiste. Y yo pensé, hubo tantos virus. Pensé en el HIV, cuando viajé a Europa en el ´86. Pensé en el Ebola. Después me aclaraste que era respiratorio, y no quise contradecirte, vos siempre fuiste el genio de la familia. Pero pensé, también tuvimos la gripe Aviar, Influenza... Y aquí estamos. Sobrevivimos.

Pero tenías razón, el Corona Virus arrasó. No pensé que iba a ser tan terrible. Mamá, que es la más expuesta, por suerte se cuida. Vos sabés como es la vieja, si no sale a dar una vuelta, se pone como loca. Pero la mantenemos a raya. Y le regalamos una máscara, de esa que usan ustedes, que le da el pie para contarle a todo el mundo que vos sos médico. Entonces es la primera en bajar línea a todas las comadres: tienen que lavarse las manos, mantener la distancia... Es muy divertido ver a mamá, en la cola del banco, dando consejos. A un metro de distancia, por supuesto. También la dejo venir conmigo, a hacer alguna comprita al supermercado... ¡Me levanto a las seis de la mañana para ir en el horario de los abuelos!. Está a full con las redes. El otro día vino y me dijo que le propusieron ser "influencer"... Primero pensé que estaba loca. Después vi los seguidores que tiene en Instagram... ¿Te imaginas a la vieja metida en el marketing digital?


Hermano querido... ¿Cómo voy a hacer para contarle?.


Las mellizas no salen ni por casualidad. Ellas no tienen problema, usan las netbooks del gobierno. Están a full con las clases, tienen una maestra bastante motivada, que las está bombardeando con tarea todos los días. Te soy sincera, me hincha un poco las pelotas... ¡No hacen tanta tarea ni cuando van a la escuela! Pero aunque parezca increíble, después de un mes de cuarentena, están felices. Hacen gimnasia en la terraza, hablan con las amigas, se reúnen en ZOOM y Marcela preparó la torta de manzana que tanto te gusta...

—Voy a hacer la torta del Tío Lito —me dijo el sábado.


No sé si voy a poder seguir.


Antonio sigue yendo a trabajar. Es el que más sale. Se cuida mucho. Se desviste cuando entra y va directo a la ducha. Ahora tiene a cargo la seguridad en La Quilmeña, una planta textil que estaba parada y que empezó a fabricar barbijos y ropa descartable para médicos. Como están los dos en casa, hablan mucho con Mariano, que es el que más sufre, pobre, está en la edad en que necesita a los amigos y tener a la novia cerca... Tiene 16 años. ¿Te acordás cómo estabas vos con la Ernestina a los 16? ¡Hacías 400 kilómetros para verla!... ¡Imaginate cómo está él!

No creo que alcancen estas líneas para ponerle palabras a tanto dolor, pero bueno, vos sabes que me gusta escribir. Y fue tan grande el amor entre nosotros, que podría seguir. Y seguir. Por lo menos, para tranquilizarme y ver cómo hago para contarle a mamá. A Antonio. A los chicos. No sé cómo voy a hacer.


—Ahora... decime una cosa: ¿Vos te cuidaste?... ¿O fuiste el canchero de siempre?... ¡Litoooo!.

El otro día, escuche a Antonio hablando con Mariano. Le preguntó si con este lío del Corona Virus, todavía quería seguir siendo médico. El díjo que sí. Entonces Antonio le preguntó por qué. Por qué no ser contador, o licenciado en sistemas. Ganan más y arriesgan menos... Y Mariano le contestó, divertido:

—Yo quiero ser un héroe como el Tio Lito —Antonio, muy serio, le dijo: Mirá que te podés morir. Y Mariano, que tardó un poco en responder, le contestó con una madurez que jamás le había escuchado:

—Morir... Todos nos vamos a morir... La diferencia es como vivimos.


Ese es tu legado, querido hermano.


Publicación autorizada a Colegio de Psicólogos de La Rioja

 

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